El presente trabajo surge a partir de la práctica clínica y la observación, en la misma, que los pacientes niños/niñas que “consultan” aquejados por un trauma sexual intrafamiliar, con habitualidad, son parte de generaciones precedentes donde se encuentra un trauma de similares características, ya sea en la figura cuidadora directa u otros familiares cercanos. Esto complejiza considerablemente la intervención, considerando el despliegue de dinámicas familiares actuales y pasadas, que se reactualizan, éstas últimas, en el presente.
Es así que como, dentro de la fenomenología de las agresiones sexuales, aquellas acontecidas al interior del núcleo familiar por parte de una figura significativa, resultan ser uno de los sucesos más difíciles de tolerar y, en otro nivel, de comprender; ya sea por las propias víctimas y su familia, como también por la sociedad en general.
El abuso sexual se considera un fenómeno complejo, multifactorial y de severas consecuencias, describiéndose efectos a corto y largo plazo en las víctimas. Junto con ello, se trata de un fenómeno constitutivo de delito, tipificado por el código procesal penal, que además atenta contra los Derechos Humanos y los derechos de todos los infantes resguardados por la Convención Internacional de los Derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Fuente: Fundación Templanza por Carolina López
http://www.fundaciontemplanza.cl